Mar, 2024.- Cultivar plantas es el deleite de Migdalia Salgado Echavarría, hasta el punto de considerarlas parte de su familia. Desde pequeña su abuela despertó en ella el amor por las bondades de la naturaleza.
Cubana por convicción y guaimareña orgullosa, manifiesta un profundo afecto por el inolvidable Comandante Fidel Castro Ruz.
En su reverdecido patio no falta La Fortuna, un arbusto muy especial que dibuja en sus hojas la fortaleza, y en su verde esperanzador las quimeras que solo el amor transforma en realidades.
Al despertar temprano en la mañana siente el frescor de un pedacito de tierra que luce hermosa, humedecida por el agua que con cuidado y mucha ternura despoja el polvo de pétalos y troncos. Este lugar, también de esparcimiento, alberga una variada vegetación.
Catalogada por muchos como maga de ensueños, con sus manos laboriosas limpia utensilios de cocina a la perfección, cose y trenza el guano empeñado en no claudicar, revitalizando así la valía del sombrero, prenda símbolo del campesinado que con los pies bien puestos en el surco dice adiós al sueño y buenos días al trabajo.
En sectores como la Agricultura, Salud y Gastronomía, su nombre se refleja en rojo resplandeciente en las páginas legadas para la posteridad.
Esta mujer octogenaria, de raíz guajira, nacida el 14 de noviembre de 1948 en la región más oriental de Camagüey, se declara apasionada por la vida. Con entusiasmo enfrenta cualquier tarea por difícil que sea, sin notar diferencia entre la labor de un hombre y una mujer.
Como todo ser humano, anhela, desea y batalla por un mundo mejor. Las plantas enriquecen su existencia, por eso elige vivir entre el perfume de las flores y la nitidez de su color.
Migdalia Salgado Echavarría posee un profundo conocimiento del lenguaje de las rosas, las violetas, las margaritas, y, en fin, de la flora. Las trata con respeto y cuidado, y, sobre todo, las dignifica.
En este Día Internacional de la Mujer, para la hija, madre y abuela, que privilegia este texto, todo el cariño y las gracias infinitas de un entorno que engalana con la pasión de sus manos y la ternura multiplicada en su alma defensora del medioambiente.
