El mundo actual es muy competitivo, ¿verdad? Tanto en la vida laboral, como en la personal hay que ser productivos, eficientes, correctos, tener un alto rendimiento, cumplir con fechas límite, hacer frente a situaciones difíciles, tomar decisiones, demostrar proactividad, renovarse, actualizarse continuamente, pero ¿cuándo se detiene usted a, al menos, pensar en unas vacaciones?
El trabajo y las complicaciones cotidianas nos inducen a un estado de estrés que, si bien, inicialmente, nos impulsa y motiva a permanecer atentos y dar lo mejor de nosotros, de igual forma nos conduce a un descenso de la motivación, rendimiento y del disfrute de la actividad laboral.
Con el fin de evitarlo, al margen de otras consideraciones, consejos y, de la aplicación de técnicas de relajación, es necesario contar con períodos de descanso en los que poder relajarse tanto física, como psicológicamente, y desconectar de los problemas cotidianos se haga también una prioridad.
¿Cuánto conoce acerca de la necesidad de las vacaciones?
Este período de descanso entendido como recompensa por el esfuerzo realizado, resulta un elemento reforzador de la autoestima y el bienestar emocional, además previene la aparición de estrés y otros trastornos.
Es un período para hacer posibles actividades que nos resulten placenteras y para las que, normalmente, no se tiene ocasión, dejando atrás, por unos días, las responsabilidades asociadas al cargo, rol o estatus personal y social.
Como curiosidad le agrego que el término vacaciones deriva del Latín vacatio-tionis que significa “suspensión de los negocios o trabajos por algún tiempo. Tiempo que dura la cesación del trabajo. Acción de vacar un empleo o cargo”.
Aceptando ya como un hecho ineludible, la casi equiparación de esta “necesidad” sociológica de hacer vacaciones con las otras de tipo psicobiológico como la de dormir, habrá que resignificar la importancia del tiempo del ocio en el ser humano como aquel que más se parece al juego en el niño.
Por eso, el hecho de disfrutar correctamente de unas vacaciones supone una gran cantidad de beneficios, pues ayuda a relajarse, reparando el organismo de los daños provocados por el aumento de cortisol y la ansiedad.
Asimismo, un buen descanso produce un aumento notable de creatividad, pudiendo dar pie a la formación de nuevas estrategias e ideas que en un entorno estresante no surgirían.
Además, el descanso produce un incremento de la productividad y la concentración, al disminuir el bloqueo intelectual y el enlentecimiento mental y físico propio de una situación continuada de estrés.
También provoca la liberación de endorfinas y la activación de los circuitos neurales de recompensa, estimulándose la presencia de dopamina y serotonina en el cerebro. Todo ello produce una reducción de ansiedad y esquemas negativos de pensamiento.
En fin, las vacaciones suponen una vía que provoca la felicidad en aquellos que son capaces de disfrutar del período de descanso vacacional. Y para lograr ese propósito se hace necesario tener en cuenta que el simple hecho de tener vacaciones, no es por sí mismo reparador, sino que el descanso proviene del cambio de actividades y formas de pensar en comparación con la situación habitual.
Piense al respecto y vívalo. Recuerde que el momento siempre es hoy. Planifíquese, tome unas vacaciones, dedíquese tiempo de descanso, si me pregunta qué hacer, esa respuesta está en usted, infinitas son las formas de disfrutar y si es de las personas que no puede separarse del trabajo…
Le dejo una frase citada por el escritor estadounidense John Steinbeck: “El arte del descanso es una parte del arte de trabajar.”