May, 2025.- La muerte, siempre astuta, ha intentado su último golpe. Pero hay vidas que no se doblegan ante el olvido, que encuentran en la memoria su tierra más fértil. Pepe Mujica no se ha ido, ha cambiado de forma: ahora es viento en los campos, voz en la lucha, raíz en el alma de un pueblo que aprendió a resistir con él.
Su legado no es mármol ni estatua; es semilla. Crece en cada gesto de humildad, en cada palabra sincera, en cada sueño que desafía la indiferencia. No murió: se transformó en eco, en camino, en luz.
Quienes lo conocieron saben que la verdadera inmortalidad no depende del cuerpo, sino de la huella que se deja en quienes siguen el paso. Y Mujica, el eterno rebelde de la dignidad, nos enseñó que vivir con justicia es la única manera de trascender.
Hasta siempre, Pepe.
Aquí sigues, en cada utopía que no se resigna a morir. (Foto tomada de Facebook)