Bruselas, 12 jul.- Hace 75 años, la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) surgió para supuestamente contener a la Unión Soviética y ahora combate indirectamente contra Rusia, pero su nueva tarea es convertirse en un ente global.
La OTAN presenta ahora un historial envidiable: millones de personas son refugiados o están en la pobreza y otras decenas de miles perecieron a causa de las acciones bélicas de ese bloque o su “intervenciones humanitarias” en Yugoslavia, Libia, Iraq o Afganistán.
Del propósito de convertir a la alianza atlántica en un ente de dimensión global habla el hecho de que a la cumbre en Washington fueron invitados países como Japón, Austria, Nueva Zelanda y la República de Corea, en una intención de extenderse a Asia-Pacífico.
Sin embargo, expertos citados por la publicación digital Vzgliad consideran que el objetivo histórico de la OTAN de contener a destruir a Rusia, como heredera de la Unión Soviética, está lejos de cumplirse, pues ese país desafía la hegemonía que pretende establecer Occidente.
La alianza atlántica lucha ahora por superar una tendencia que se inició a finales de la década de 1980 con la caída del campo socialista, la Unión Soviética y el Tratado de Varsovia: los gastos militares se redujeron y con ello el volumen de las tropas.
Así, en 1989, todavía la mayoría de los países de la OTAN dedicaba hasta un 3,7 por ciento de su Producto Interno Bruto a los gastos bélicos, pero en estos momentos apenas llegan a dos puntos, todo ello pese al renacer del militarismo en Europa, estiman expertos.
De hecho, en la citada fecha el volumen de las fuerzas armadas del bloque militar llegaba a 5,8 millones de uniformados, pero ya en 2020 esa cifra bajó a 3,5 millones, mientras que, por ejemplo, en los nuevos miembros el número de tanques se recortó en un 75 por ciento.
Los países socialistas de Europa del este, al ingresar en la OTAN, recortaron en 35 por ciento la cantidad de aviones de combate en su poder y en 59 las piezas de artillería pesada y de largo alcance, destaca Vzgliad.
Un dato curioso: al ingresar a la alianza atlántica en 2004, Estonia, Lituania y Letonia contaban con un total de tres tanques y esa cifra no varió por el momento.
Ello estuvo relacionado, en gran parte, por las garantías de protección que la jefatura de la OTAN ofreció en su momento a los 16 estados que desde 1989 ingresaron a esa organización regional.
LA NUEVA CARA DE LA EXPANSIÓN GLOBAL DE LA OTAN
Uno de los puntos de la declaración de la cumbre de la OTAN en Washington anuncia abiertamente el derecho de ese bloque a convertirse en un ente global, después que en su 75 aniversario vuelve a enfrentarse a Rusia, sucesora de la Unión Soviética.
Para el diario británico Morning Star, se trata ahora de un expansionismo de la alianza atlántica que generaría un aumento de las tensiones globales.
Todos aceptamos que el mundo se hace más peligroso en la medida que Estados Unidos intenta enfrentar los desafíos globales, mientras que Israel amenaza con una nueva guerra contra el movimiento de resistencia Hezbollah del Líbano, señala la Coalición Parar la Guerra.
De su lado, el presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Consejo de la Federación (senado ruso), Konstantin Kozachov, afirmó que las conclusiones de la cumbre de la alianza atlántica demuestran cómo se ignoran completamente las lecciones de la historia.
Para Kozachov, la tendencia de la OTAN a su ampliación es un deseo de dictar en solitario los parámetros de seguridad en Europa, mientras que el resto debe aceptarlo, subordinarse o convertirse en su enemigo. La opción de la coexistencia pacífica no existe ahora, acotó.
De ahí que el bloque militar es una amenaza aún mayor que en el periodo de la confrontación con participación de la Unión Soviética, al ser un acuerdo imposible en principio, pues la alianza se ve por encima de todos los demás, indicó el senador ruso.
Por otro lado, la declaración final de la cumbre de la OTAN, que la destacan los medios de prensa estadounidenses, ofrece una nueva justificación para convertir al bloque en un ente global bajo el pretexto de hacer frente a Rusia.
Incluso va más allá de problemas de seguridad y define su misión como la de contener el avance de Rusia y a China en lo militar, lo político, sobre todo lo económico, y hasta en el asunto de los valores a los que considera planetarios, estiman expertos locales.
De hecho, la cumbre de la OTAN convocó a todos los estados a poner fin a cualquier respaldo a Rusia, léase relación comercial o económica con Moscú, algo que ha fracaso estrepitosamente hasta el momento.
El Sur Global, más interesado, por ejemplo, en sumarse al Grupo de los Brics (Brasil, Rusia, China, la India y Sudáfrica) que en buscar una subordinación o cooperación plena con Occidente, está lejos de una ruptura con Rusia, ni siquiera con presiones occidentales.
La alianza explora su presencia en el Asia-Pacífico, sobre todo en el intento de sumar a Japón, República de Corea, Australia y Nueva Zelanda, bajo el pretexto de contención de China.
El bloque creado en 1949, que parecía terminar su razón de ser con la desaparición de la Unió Soviética, pero resucitada con la agresión a Yugoslavia, parece enfrascada en un nuevo motivo para existir: convertirse en ente global en un intento por imponer hegemonías.