Jun, 2025.- El 14 de junio es, sin duda, una fecha memorable para todos los cubanos. Un día que, por azar del destino, reunió en distintos años y épocas el nacimiento de dos grandes hombres: patriotas de estirpe y corazón, valientes guerreros que enfrentaron difíciles contiendas y, sobre todo, fervientes defensores de la justicia y la libertad.
En Cuba se honra de haber contado con figuras como Antonio Maceo y Ernesto Che Guevara. Maceo nació en ´1845´ en la localidad de Majaguabo, San Luis, Oriente, mientras que Guevara vio la luz en Rosario, Argentina, en ´1928´. A pesar de haber venido al mundo en lugares y circunstancias distintas, ambos compartieron el mismo ideal y un profundo compromiso con la causa revolucionaria.
El primero, hijo de Marcos y Mariana, participó en más de 89 acciones bélicas y sobrevivió a las diez batallas más cruentas de la Guerra del 95. Fue el patriota que el Generalísimo Máximo Gómez describió como la figura más excelsa de la Revolución, el indomable mambí independentista que acumuló en su cuerpo 25 heridas de bala: dos en los muslos, dos en el costado derecho, cuatro en el vientre, seis en el pecho, tres en los brazos, dos en los hombros, tres en la mano derecha, dos en las piernas y una en el cuello. Su coraje inspiró a José Martí a escribir en el periódico Patria en ´1894´: “Aún queda en el cuerpo del general Maceo espacio suficiente para unas cuantas cicatrices”.
Antonio Maceo nunca huyó. Enfrentó la lucha con determinación, demostrando ser un verdadero titán, el Titán de Bronce de la mayor de las Antillas, tierra que lo recuerda, lo venera y le agradece por siempre su voluntad indomable, entrega, coraje y audacia.
Décadas después, impulsado por el mismo ideal, un joven argentino, que con el tiempo se convertiría en cubano por convicción, comenzaba a escribir su propia página en la historia de la Revolución. Ernesto Guevara, el guerrillero, el Che, el latinoamericano del mundo. Durante su paso por México, estableció contacto con los revolucionarios que preparaban la expedición del yate Granma. Allí conoció a Fidel Castro, se sumó al grupo y poco a poco se ganó la confianza de los rebeldes, quienes admiraban su solidaridad, su lucidez, su capacidad de organización y su habilidad para convencer y ganarse la amistad.
Médico de profesión, fue también combatiente de alma. Curó a los heridos y salvó vidas mientras, con ejemplar valentía, enfrentaba grandes peligros sin retroceder. Se convirtió en protagonista de una proeza que alcanzó su momento culminante el 1ro de enero de 1959. Su pasión por la Revolución lo hizo un cubano más, trabajador incansable, dirigente íntegro y modelo de esfuerzo, sacrificio e internacionalismo.
En esta décimo cuarta jornada del sexto mes del año 2025, una vez más se abren las páginas de los libros que atesoran la memoria de Antonio Maceo y Ernesto Che Guevara. Dos estrategas que, tanto en la teoría como en la práctica, demostraron su incondicional apego a la equidad, resumida en una sola frase: ¡Siempre la Independencia! (Foto Radio Habana Cuba)