Camagüey, 24 may.- Con la mirada puesta en devolver al público la necesidad de ir a los cines, a consumir lo mejor de la cinematografía mundial y cubana, histórica y contemporánea, Camagüey volvió a organizar, desde el 20 y hasta hoy, el Taller Nacional de la Crítica Cinematográfica en su vigésima novena edición.
Con 32 años, este evento impulsado en los años más duros del periodo especial en Cuba, se consolidó como un espacio para disfrutar y debatir sobre buen cine, mediante el intercambio directo entre los públicos y la crítica especializada. Entre otros temas su más reciente edición trajo a debate los centenarios de Alfredo Guevara, Raquel Revuelta y del filme El Acorazado Potemkin.
Los asistentes, en su mayoría críticos de cine, y el público, dialogaron en diversos espacios sobre el rol del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic) en sus 66 años de existencia y de sus estudios de animación, como también sobre la Cinemateca de Cuba, en su aniversario 65, y del estreno de Soy Cuba.
Igualmente se intercambió sobre los valores del Noticiero Icaic Latinoamericano y los 35 años del Centro Provincial de Cine de Camagüey que ha sabido, en las buenas y en las malas, mantener en el público un interés por el séptimo arte.
Asistieron al evento críticos de reconocida trayectoria en el ámbito nacional e internacional y otros más jóvenes que comienzan a labrarse su camino, con el objetivo declarado de uno de los organizadores y fundador de este Taller, Armando Pérez Padrón, de oxigenar el pensamiento y la crítica que se hace hoy en Cuba con ideas frescas y renovadoras.
Durante los días del evento, y se extenderá por un mes, el público pudo acceder en los cines a 40 películas, fundamentalmente extranjeras, aunque se pudieron programar también algunas cintas cubanas. También se potenció el vínculo entre Cine y Literatura y se presentó, de manera especial, el libro Historia y Cine en El Mayor de Rigoberto López. Ese espacio azul que nos corona, de un colectivo de autores y editado por Ediciones Icaic 2024.
El buen arte también salió de las salas y llegó hasta la sede de la Asociación Hermanos Saíz y el proyecto Golpe a golpe, que con su Cine en los barrios llevó varios de estos filmes a instituciones, comunidades y municipios fuera de la capital provincial en busca del contacto con un público que ya espera otra edición del Taller Nacional de la Crítica Cinemátografica.