La Habana.- El aporte del judo ha resultado vital para que Cuba ocupe un privilegiado puesto en el medallero histórico de los juegos olímpicos.
A los seis títulos conquistados por los judocas de la Isla en esas lides solo los superan los 41 firmados por los boxeadores, y los 11 que exhiben los exponentes del atletismo y las luchas.
Por otro lado, solo el boxeo (78) –habitual Buque Insignia de las delegaciones– y el atletismo (45) ostentan una mayor cosecha global de preseas que el judo (37).
La primera vez que un judoca cubano subió a lo más alto del podio lo hizo con épica incluida. Sucedió en la edición de Montreal 1976, cuando Héctor Rodríguez debió sobreponerse a una seria lesión en sus costillas para agenciarse la corona en la extinta división de 63 kilogramos.
En la siguiente versión, la de Moscú 1980, el judo continuó su exitoso camino, sustentado en los subtítulos de José Rafael Rodríguez (60 kg), Juan Ferrer (78 kg) e Isaac Azcuy (86 kg).
La nación caribeña se ausentó durante 12 años de los magnos eventos multideportivos, pero regresó para marcar un hito en Barcelona 1992, con la coronación por primera vez de una judoca latinoamericana, honor que recayó en Odalis Revé (66 kg).
Su compañera de equipo Estela Rodríguez (+72 kg) quedó en un meritorio segundo lugar y otras dos mujeres consiguieron metales bronceados para comenzar una historia lujosa en esa disciplina: Amarilis Savón (48 kg) y Driulis González en (56 kg).
Por los hombres, Israel Hernández (65 kg) firmó un tercer lugar.
Desde entonces, al menos un representante de la Mayor de las Antillas subió al podio en las sucesivas convocatorias bajo los cinco aros, destacando los cetros de Driulis González (56 kg) en Atlanta 1996; Legna Verdecia (52 kg) y Sibelis Veranes (70 kg) en Sídney 2000; e Idalys Ortiz (+78 kg) en Londres 2012.
La gesta que comenzó Driulis en Barcelona 1992 se extendió hasta Atenas 2004, justa en la que consiguió su cuarta medalla olímpica, repartidas en una de oro, otra de plata (Sídney 2000) y dos de bronce.
Y por más complejo que se antoje, Idalys igualó ese hito, sumando la de bronce ganada en Pekín 2008, y las plateadas en Río de Janeiro 2016 y Tokio 2020.
La artemiseña, abanderada de la delegación cubana a los Juegos Olímpicos de París 2024, tendrá allí la posibilidad de alcanzar su quinta medalla en estos eventos, para así igualar la proeza de la estelar japonesa Ryoko Tani, única mujer capaz de lograrlo en la historia de esta disciplina.
Más allá del enorme reto que ello entraña, y de si sucede o no, queda claro que el judo constituye uno de los pilares más sólidos de la rica historia de Cuba en juegos olímpicos. Y es innegable también que la Isla es parte de la élite de la disciplina en estos eventos, ocupando el sexto lugar de su escalafón, tanto en cantidad de títulos como de medallas.