Teveo

Fidel y su concepto Revolución

El concepto preciso

“Ser tratado y tratar a los demás como seres humanos”: convocatoria ineludible que recuerda que nos necesitamos mutuamente. Alzar la categoría “Ser Humano” es más necesario cuando ronda la desesperanza. No recoger paisanos en el carro estatal (o particular); la estafa de aquellos que, sin saber lo que es producir la tierra, nos multiplican por diez lo que venden; maltratar o pelotear a diestra y siniestra como si se disfrutara y no existieran sinsabores suficientes, suena funesto. Aquel médico que se quedó sin recoger es el que te salvará la vida, o aquella maestra que peloteaste es la que faltó al aula de tu hijo. Sin embargo, aun así, la fe, término que rebasa lo religioso, es un atributo cubano, y soy de los que creen que detrás de las nubes siempre está el sol.

Serían utopías los valores de modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo, si no viviéramos en una nación con una historia de humanismo donde estos sentimientos se forjaron, existen y son más evidentes cuando las circunstancias nos aprietan las clavijas. Este es momento de empuñarlos y sacarlos de la roca de la indolencia, como a la espada del rey Arturo. Reclamar nuestro derecho sin violentar al del otro. Considerar el respeto propio y ajeno. Se trata de cumplir con nuestros deberes ciudadanos. Apelar a la decencia, concepto por demás casi extinto, resulta imprescindible en momentos cuando todo se justifica con la “difícil situación” en una sociedad donde, como en ninguna otra, la pobreza no es sinónimo de miserias humanas.

No tiene que suceder un desastre para que nos ayudemos y sembremos el ejemplo. Mil pruebas se han dado en las epopeyas conmovedoras de los últimos años. En cada hecho, Cuba entera se junta.

La discusión y asentimiento de la Constitución de la República de Cuba y del Código de las Familias, con la dignidad plasmada en cada artículo; las elecciones municipales y nacionales, donde los elegidos por el pueblo se le parecen; el éxito de las vacunas ante la tragedia de la pandemia, resultado casi mágico del talento y el humanismo, dejaron sin dudas la unidad y la sensibilidad esculpidas en la dura realidad.

Las disímiles opiniones, que con toda libertad esgrimimos, perfilan nuestra diversidad unida, no unánime. Y muchas de las expresiones reflejan la añoranza de los mejores momentos económicos de esta Revolución. Saquemos el provecho mayor en el debate entre hermanos, viendo al inconforme, al confundido o al desinformado, y no siempre al enemigo en ellos.

Otra de las ideas del Concepto de Revolución enunciado por Fidel nos remite a mirar cada vez más hacia dentro y reta a emanciparnos por nosotros mismos. Que es ver en nuestros escasos recursos naturales, junto al trabajo de los cubanos, nuestro más inmenso y desaprovechado patrimonio, la fuente de riqueza mayor, sin esperar que nos caiga del cielo como maná.

La conceptualización de nuestra historia se inicia por el mayor de los términos, el de REVOLUCIÓN, veinte ideas que se multiplican, combinan y convierten en lecciones para cualquier tiempo. Implican un todo, pero cada una merece suprema atención y, sin convertirlas en panfleto, educar con ellas. El 1ro. de mayo de 2000, el Concepto... retumbó en los altavoces de la Plaza de la Revolución José Martí, de La Habana; es el que forjamos, queremos y merecemos desde siempre. Lo juramos defender ante la imagen y la memoria del querido líder que nos lo enseñó. Nos corresponde ahora, con nuevos y más sólidos motivos, alumbrar con él nuestro camino.

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