Cuando Cuba tuvo que acudir a la gestión privada para dar más dinamismo a la economía, se plantearon cientos de interrogantes al respecto, aunque las más claras giraban en torno a las particularidades que debería tener nuestro sector privado.
La respuesta era obvia: la economía cubana, fuese cual fuese el tipo de gestión, tenía que mantener su carácter social, pero, ahora que superamos las 9 mil mipymes en el país, tocaría valorar cuántas generan beneficios para todos e identificar bien cuáles no.
Vea el análisis aquí, en este nuevo episodio de Foco de Atención: