La ayuda a los damnificados resulta elemento imprescindible para la recuperación de los bienes perdidos tras el paso de Oscar. Un donativo ayuda, y contribuye a aliviar penas, ocupa el espacio que deja una pérdida material.
En Baracoa, territorio abatido por los fuertes vientos y la lluvia, los actos solidarios se hicieron notar con extrema rapidez, sobre todo con los casos más necesitados, entre ellos, lamentablemente, muchos niños.
En el seminternado Rodney Coutín Correa, enclavado en el centro de la Ciudad Primada conocimos de niños beneficiados con estos actos de humanidad tan excelsos y profundos.
Berlaidis Matos Jiménez, directora del centro escolar, confirmó que 57 de sus alumnos fueron afectados, resultando 10 de ellos en estado crítico por pérdidas totales en sus casas.
“En cuanto a la entrega de donativos, la mayoría por parte del Consejo de Defensa Municipal (CDM), se recopilaron 19 pares de zapatos e igual cantidad de uniformes que fueron entregados a los niños con pérdidas y derrumbes totales de viviendas.
“Para una maestra es duro saber que diez de sus alumnos lo perdieron todo. Es de los golpes emocionales más fuertes que he recibido en esta vida, no obstante, hay que trabajar para ayudarlos”.
Las organizaciones religiosas de la ciudad, cristianas en su mayoría, también han contribuido con la donación y ayuda a la recuperación de viviendas afectadas, sobre todo a esos pequeños que solo quedaron con la ropa que llevaban puesta.
Entre los donantes está Yailet Pileto Fondín, coordinadora de la Red de Educadores Populares y miembro del Centro Martin Luther King (CMLK), quien ha brindado todo el apoyo a su alcance durante estas jornadas.
“Yo me siento bien al ayudar. Llegamos a las viviendas afectadas y damos todo lo que esté a nuestro alcance. Esta situación de Baracoa fue difícil porque la cantidad de agua que cayó y evidentemente todas las viviendas sufrieron, sobre todo las más cercanas al mar, donde viven la mayoría de los pequeños con pérdidas.
“Ellos actualmente presentan una situación crítica y desfavorable; y la escuela, en conjunto con el CMLK y el Consejo Municipal de Defensa, ha decidido enfocar sus esfuerzos en los más dañados de esos 57 afectados.
Emily Monje Legrá y Anyer Torreblanca Rodríguez, son dos de los niños afectados. Ambos tienen ocho años y cursan el segundo grado. Sus miradas son conmovedoras, mucho más cuando conoces su actual situación y entre juegos preguntan si ya le pusieron el techo a sus casas.
A Emily la cría su abuela, una señora mayor y enferma y el pequeño Anyer tiene una situación similar.
Emily ha hecho historia a raíz de lo sucedido. Luego de los donativos entregados, saluda a diario a quienes trabajan en el puesto de mando, radicado en la propia escuela y se crece y transmite alegría a sus compañeros de aula y los inspira a ser mejores.