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Hidrometeoros y litometeoros

Los meteorólogos, los medios de comunicación y los comunicadores a menudo usamos el término hidrometeoro para referirnos a fenómenos atmosféricos como la lluvia. Sin embargo, ¿sabías que también existen los litometeoros? Aunque pueda parecer un concepto extraño, estoy seguro de que has experimentado este tipo de meteoro en varias ocasiones a lo largo de tu vida. Con este artículo buscamos promover una mayor cultura meteorológica, permitiendo que tanto aficionados como lectores en general puedan identificar estos meteoros con facilidad.

Comencemos con un breve repaso de etimología. Los términos hidro, lito y meteoro tienen su origen en el griego. Hidro proviene de la palabra griega hýdōr, que significa agua. Por su parte, lito deriva de lithos, que se traduce como piedra o roca. Finalmente, meteoro tiene su origen en el griego meteoros, que significa elevado o en el aire.

Los hidrometeoros están compuestos de partículas de agua líquida o sólida que pueden estar suspendidas en la atmósfera, precipitar a través de ella, ser arrastradas por el viento desde la superficie de la Tierra o estar depositadas sobre otros objetos. Convencionalmente, la nieve o el agua depositadas sobre el suelo no se consideran un hidrometeoro. Como ejemplos de hidrometeoros tenemos las nubes, la niebla, la precipitación de lluvia, nieve y granizo, el rocío y la escarcha.

De manera errónea ocasionalmente se presenta un ciclón tropical como un hidrometeoro. Un ciclón tropical es un sistema meteorológico complejo que puede generar múltiples hidrometeoros, como lluvia y granizo, pero no es un hidrometeoro en sí mismo. Un hidrometeoro es un fenómeno específico relacionado con el agua en la atmósfera, ya sea tanto en su estado sólido como líquido. Las trombas cuando se observan en el mar tienen forma de columnas o conos de nubes constituidos por gotitas de agua levantadas por encima de la superficie del mar, y se consideran un hidrometeoro.

Un litometeoro está formado por un conjunto de partículas, la mayoría de las cuales son sólidas y no acuosas. Las partículas están suspendidas en el aire o son levantadas del suelo por el viento. Es decir, partículas sólidas que no están asociadas con el agua. Aunque pueden ocurrir en cualquier momento del año, los litometeoros en nuestro país son más frecuentes durante los meses de diciembre a julio, coincidiendo con el período poco lluvioso y con la llegada de polvo desértico desde África transportado a través del Océano Atlántico gracias a los vientos alisios.

Los litometeoros se dividen en dos categorías: aquellos compuestos por partículas en suspensión y los que son levantados por el viento. Un ejemplo de las partículas en suspensión es la calima, que se define como la presencia en el aire de partículas secas tan diminutas que son invisibles a simple vista, pero lo suficientemente abundantes como para conferir al aire una apariencia opalescente. Un caso concreto de esto es el humo generado por la combustión. Durante estos meses de escasas precipitaciones, es común observar incidentes de quema de biomasa, que pueden incluir bosques, matorrales o cultivos como la caña de azúcar, generándose un importante volumen de humo que en ocasiones queda estancado en la superficie. Este litometeoro puede estar presente tanto cerca de la superficie de la Tierra como en la atmósfera libre. El Sol visto a través del humo se muestra muy rojo durante el orto y el ocaso, y adopta una tonalidad anaranjada cuando se encuentra alto en el cielo. Las nubes de humo, suspendidas en la atmosfera, no deben ser confundidas con las nubes formadas por gotas de agua siendo meteoros diferentes.

Las calimas de polvo, que también nos afectan periódicamente, están asociadas fundamentalmente a la llegada de polvo desértico a nuestro país. Ambos litometeoros pueden afectar a alérgicos y asmáticos.

Usualmente meteorólogos o comunicadores utilizan el termino bruma para identificar litometeoros presentes en la superficie que reducen la visibilidad, siendo un error. Según el Vocabulario Meteorológico Internacional de la Organización Meteorológica Mundial, en su página 417, define la bruma como la suspensión en el aire de gotas microscópicas de agua, o partículas higroscópicas húmedas, que reducen la visibilidad en superficie. Para el entendimiento de todos, la bruma es sinónimo de neblina, es decir, un hidrometeoro.

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