Abr, 2024.- Este 20 de abril los ojos de Guáimaro dejaron correr la lágrima, la misma que delata tristezas, penas, dolores. El poblado que con orgullo identifica el indiscutible sonar de la conga La Victoria, siente la falta de su hombre proa, su más grande inspirador, Papo Manresa, el supermaestro.

Cuánta vida vivida, cuántos años para demostrar que toda obra buena, hágala quien la haga, viene de la mano de los seres más humildes. Vale en este último adiós aplaudir la huella de un guaimareño, desde ya inolvidable. Solo él atesoró el don de reunir a un pueblo que no hace fiesta para ser feliz, sino para estar alegre, aun en medio de sus pesares y dificultades.
En este cuarto mes del año, justo en su vigésima jornada, los hijos de Guáimaro ofrendaron el ¡Hasta Siempre! a Papo Manresa, conguero mayor, el artista que demostró en su larga existencia apegada a la raíz de una tradición cultural que, su terruño no canta para buscar la alegría, sino que la alegría es lo que lo hace cantar. ¡Qué sempiternamente brille para ti, amigo, la luz perpetua! (Foto tomada de Facebook)