La Habana.- Entre Sydney McLaughlin-Levrone, la pista del Hayward Field y los récords del mundo existe un romance a tres bandas. Y si alguien necesitaba alguna señal para terminar de asumirlo, ahí tiene la plusmarca universal de 50.65 segundos que le valió este domingo para ganar la carrera de 400 metros con vallas en las pruebas de clasificación olímpica de Estados Unidos.
Con un ritmo endemoniado rebajó en tres centésimas su propio tope de 50.68 con que ganó el título del orbe hace dos años… casualmente en el emblemático estadio de la ciudad de Eugene, por lo que ya son cuatro las cotas del planeta que ha establecido sobre su superficie.
McLaughlin cumplirá los 25 años el próximo agosto, en plenos Juegos Olímpicos de París 2024, pero apenas será un detalle para acaparar otra vez el foco de atención, porque es la clara favorita para retener la corona ganada en Tokio 2020.
En los conocidos trials estadounidenses corrió por el carril número cinco y le “entró” a la primera valla con la pierna derecha… en lo adelante alternó los “ataques” al obstáculo para completar una carrera que dominó a placer.
Su retirada del Campeonato Mundial de Atletismo de Budapest 2023 por una lesión, justo cuando iba a probarse en los 400 metros, disparó la incertidumbre. Se armó de paciencia durante la recuperación y fijó el retorno para el presente curso. Después de cuatro carreras en la actual temporada, quedan claras sus sensaciones… que no pueden ser mejores.
«Sinceramente, no me lo esperaba, estoy en shock», dijo a la cadena local NBC, luego de la espectacular noche. Mucho le agradecerán Anna Cockrell (52.64) y Jasmine Jones (52.77), quienes a su estela consiguieron sus mejores registros históricos para escoltarla en el podio y, de paso, asegurar su presencia bajo los cinco aros.
La también integrante del relevo 4x400 metros campeón olímpico en Tokio 2020 hubiese podido buscar otro pasaje a la Ciudad de la Luz. Al parecer no está entre sus objetivos y optará por concentrarse en lo que mejor hace: pasar volando por sobre las vallas.