Dic, 2024.- En la historia cubana irradia la figura de Leonor Pérez, una mujer cuya entereza y amor dejaron una estela imborrable en su hijo, José Martí, y en Cuba. En este día de su natalicio es justo rendir homenaje a una madre amorosa y valiente, cuya leyenda merece ser recordada siempre.
Leonor Pérez, nacida en Tenerife, España, en ´1828´, emigró a la mayor de las Antillas siendo muy joven. En la isla encontró su hogar y forjó una familia con Mariano Martí. De este amor nacieron ocho hijos, siendo el autor del libro La Edad de Oro, el primogénito y el más célebre.
Leonor fue una mamá dedicada y cariñosa, cuya fortaleza y valores influyeron profundamente en la formación de sus retoños.
En una época marcada por la opresión colonial supo enfrentar con coraje las adversidades de la vida. Su espíritu indomable y su fe inquebrantable se convirtieron en pilares fundamentales para José Martí, quien siempre rememoró con ternura y admiración las enseñanzas de su progenitora.
Leonor quien lo trajo al mundo, supo ser su confidente y su sostén incondicional. A pesar de las dificultades económicas y las persecuciones políticas que sufrió la familia, nunca dejó de brindar su apoyo y pasión a José.
Cuando Martí fue encarcelado a los 16 años por sus ideas revolucionarias, Leonor luchó incansablemente por su libertad, mostrando una vez más su arrojo y determinación.
El sacrificio de Leonor Pérez resultó inmenso. Su afecto por Martí la llevó a soportar largos períodos de separación, angustia y dolor. Sin embargo, nunca vaciló en su apoyo a la causa de la soberanía que su adorado hijo defendía.
La influencia de Leonor en la vida y obra de Martí es incuestionable. El Apóstol de la independencia cubana encontró en su madre inspiración y un ejemplo de ternura y consagración que trascendió las barreras del tiempo. En sus escritos, el más universal de los cubanos expresó en numerosas ocasiones su profundo agradecimiento por su mamá, destacando su papel crucial en su formación moral y espiritual.
Leonor Pérez es una figura que trasciende la existencia de Martí para convertirse en un símbolo. Su vida es un testimonio de la fuerza y resiliencia que solo una madre puede poseer. Su legado perdura en cada cuota de sacrificio, carácter, valores y entrega. (Foto Cubavisión Internacional)
