A solo unos días del tercer aniversario de la ausencia física de Yosvany Abril Figueroa, y al ver una vez más La carpetica de yarey, salta el recuerdo de su cara entusiasmada al hablar sobre el talento de Laura Oller Ovejero. Siempre le llamó la atención como ella estaba tan segura de cuál era su vocación y destino.
Es una de las actrices que comenzara con muy poca edad en esta agrupación desde que Yosvany, cazatalentos por excelencia, la captara para ser parte de un proyecto “formador”, como ella misma le contara a Invasor, “mi historia en Polichinela comienza a los seis años de edad, con La Pequeña Compañía de Polichinela, un proyecto creado por Yosvany Abril Figueroa con el apoyo de sus actores, quienes cumplieron muy bien con el rol de profesores de actuación, voz y dicción, expresión corporal, danza, etc. Se tenía como objetivo formar a niños y niñas en el mundo de la actuación. Desde ese entonces comienza mi formación artística”.
Atesora en su memoria privilegiada cada uno de los personajes a los que ha dado vida en esa primera etapa de su carrera. “El primero fue bien sencillo, tenía seis añitos, era una niña inquieta que le gustaba que su mamá le hiciera narraciones. La obra se llamaba Había una vez un cuento. Luego le siguieron La Cucarachita Martina... Otra Vez, en esta tuve dos personajes, uno secundario como Jefa de Producción y el otro protagónico, La Cucarachita Martina. En la obra A las escondidas, tuve dos personajes, la Abeja y Torcaza. También hice de payasita en varias puestas”.
En La carpetica de yarey, su personaje luce en fuerza y expresividad corporalSu familia, de quien ha recibido todo el apoyo posible, la admira por su tenacidad sobre las tablas y su versatilidad, y ha disfrutado de todas sus venturas, “ha sido mi principal apoyo. No podría mencionar a un solo miembro cuando todos y cada uno han estado a mi lado desde niña en esta locura hermosa de ser actriz. Aunque, si tuviera que destacar a una persona, esa sería mi abuela materna. No tengo un recuerdo en el que ella no haya estado, me acompañaba a todas partes y aún continúa haciéndolo. Es una gran apasionada del arte y constantemente me invita a lograr mis sueños”.
A sus 21 años, no pocos personajes han pasado a formar parte de su familia histriónica. Y se precia de amar al teatro como a un ser vivo.
Nació en Ciego de Ávila un 16 de noviembre de 2003, y terminó con satisfacción el técnico medio en Belleza en el politécnico José Antonio Echevarría. Confiesa que no tienes familiares artistas y que es la única que se inclinó por esta profesión, “aunque comparto lazos consanguíneos con el actor Carlos Ramos, quien es primo hermano de mi abuelo materno”.
Muchacha tímida, inconforme con cada obra y personaje que asume, busca acercarse a la perfección. Para ello, desde que entrara oficialmente a la compañía en el 2019, se ha consagrado a la superación constante. Todavía no es una actriz evaluada, pero hacia ese objetivo encamina sus pasos y toda la tensión de sus nervios.
Tampoco es miembro de la Asociación Hermanos Saíz, pero no pierde ninguna de sus actividades ni la esperanza de estar entre las filas de sus artistas.
Laura cree profundamente que solo trabajando se llega al éxito. Por ello, en el escenario, se le nota feliz, con tremenda energía, apostándole todo a cada puesta y con el deseo de comerse el mundo.
En la recién terminada jornada teatral Somos Abril, se le vio formando parte del taller de máscaras que realizara el maestro y director de Teatro Pálpito, Ariel Bouza, “lo disfruté mucho. La técnica de máscara es mucho más complicada de lo que parece, lleva un trabajo emocional muy fuerte, mayor proyección escénica. Ya había trabajado con máscaras, en Ruandi con el personaje de la lechuza, pero es diferente, en este caso Profusa (la lechuza) es una máscara que tiene cuerpo, alas y la vida que se le da es un tanto diferente, más titiritera. Bouza nos compartió en su taller, medias máscaras, las cuales debimos complementar con expresiones faciales y corporales, dando vida así al personaje que representa, y eso implicó un poco más de esfuerzo para llegar al público y transmitir”.
—¿Consideras que ser parte del Polichinela es una carrera de superación constante?
—Cada día es un reto diferente. Es una compañía reconocida por la calidad de cada puesta, muy bien defendida por sus actores. Para mí como actriz de esta agrupación, es muy importante la superación y el estudio constante para garantizar un buen trabajo.
—La partida física de Yosvany, ¿qué significó para ti?
—Yosvany para mí fue un padre, además de maestro y amigo. Una nunca está preparada para la partida de un padre. La noticia de su muerte me tomó por sorpresa, tuve muchos sentimientos encontrados en ese momento. Recuerdo haber negado el hecho; luego me desesperé al ver que era real, que ya no estaba con nosotros, que no iba a volver; aunque, de alguna forma, nunca se ha ido. Fueron días muy difíciles, de mucha incertidumbre, habíamos quedado sin el líder del grupo. No sabíamos que iba a pasar en lo adelante. Afortunadamente Rafael González dio el paso al frente en el reto de dirigir la compañía. Recuerdo verlo llegar a mi casa, pararse frente a la puerta del cuarto y decirme con estas palabras: ‘Polichinela continúa, por Yosva y por todos’. Desde ese momento, Rafael se ganó aún mas mi respeto y por supuesto mi apoyo incondicional.
—¿Cómo es el día a día de Laura?
—Mi rutina diaria, casi siempre se centra en los ensayos y el estudio. Trato de tomarme un tiempo para mis plantas, tengo un balcón lleno de ellas y me relaja atenderlas constantemente. También soy amante del buen cine cubano, disfruto cada vez que puedo ver algún clásico de nuestro amplio y exquisito repertorio cinematográfico, aunque mi película favorita es La Bella del Alhambra y termino viéndola hasta por casualidad. La música forma parte de mis andanzas diarias, me acompaña siempre de camino a los ensayos y de regreso a casa, en este caso soy muy exquisita, aunque también muy versátil, disfruto simplemente de la buena música, tanto nacional como internacional, desde Freddy Mercury hasta nuestro eterno Pablo Milanés.
—¿El teatro llena tus necesidades expresivas?
—El teatro lo es todo para mí. En escena me siento libre, plena. Teniendo en cuenta que soy una muchacha, por lo general, muy tímida. El teatro saca de mí aquello que ni yo podría imaginar.
—¿Crees que en Ciego de Ávila se hace buen teatro?
—Pienso que estamos muy bien defendidos por artistas que cuentan con gran talento para la actuación. Contamos con agrupaciones que apuestan y lo dan todo por el arte de las tablas en todas sus facetas.
—Si no te hubieses dedicado al teatro, ¿qué habrías hecho?
—Si el teatro no hubiese llegado a mi vida de la forma en que lo hizo, pienso que quizás me hubiese dedicado a la medicina veterinaria. Soy gran amante de los animales en general y siempre que puedo trato de ayudar a todo animalito que lo necesite.
Consagrada al oficio de la actuación
—Ser actriz, ¿qué significa para ti?
—Desde pequeña soñé con ser artista. Veía a Alicia Alonso bailar en la televisión y me paraba en puntas en un intento de imitarla. Amaba dibujar, pintar y hacer manualidades. Nunca he sido buena para el canto, pero disfruto mucho hacerlo. Ser actriz para mí es sentirme realizada en el arte, ya que puedo hacer de todo un poco y mucho más.
—En los momentos difíciles, ¿nunca has sentido las ganas de dejarlo todo y dedicarte a algo más?
—La verdad es que no. Nunca ha pasado por mi cabeza dejar de hacer teatro, me sentiría incompleta. Cada día para mí es un reto de superación.
—¿Planes futuros?
—Últimamente no he tenido mucho tiempo ni para ir a un café. Estoy preparándome para la evaluación que está tocando las puertas y ando enfocada en eso. Como plan futuro, seguir superándome.