Mar, 2024.- El doctor cubano actor principal de tan hermosa página de humanidad, no se conforma con las metas convencionales; más bien, las afronta y supera con su ingenio y pasión.
Julio Baldomero Hernández atesora el don de personificar la audacia, la creatividad y la determinación. Su historia es la confirmación de cómo la identidad, la geografía y la amistad se entrelazan para formar un ser humano excepcional.
Director de Investigaciones Clínicas del Instituto de Ingeniería Genética y Biotecnología de Cuba (CIGB), es un ejemplo de fidelidad al prójimo. Jamás declina y en los momentos más difíciles se mantiene apegado a sus propósitos de curar y sanar.
Amante de la historia y la literatura, Baldomero puede considerarse el buen sembrador de Ernesto Che Guevara. Su entrega, perseverancia y pasión por la Medicina hacen que cada investigación asumida aporte frutos en abundancia.
Con modestia, desinterés, humildad y desprendimiento, este reconocido científico demuestra el sacrificio que implica trabajar en busca de la novedad. Su inspiración se transforma en constante quimera, la misma que hace suya sin importar las circunstancias. Julio no desaprovecha las vivencias, anécdotas e historias de vida; testimonios que ponen al descubierto la grandeza humana de hombres como él, empeñados en laborar sin descanso por un fin admirable: ¡salvar vidas!
Es una satisfacción verlo en la televisión nacional e internacional, guiando a los pacientes por el buen camino, especialmente a aquellos afectados por la diabetes mellitus. Además, el Heberprot-P, un medicamento auténticamente cubano, ha sido aplicado en 28 naciones. En sus 20 años de existencia, 450 mil enfermos lo han recibido, y en la mayoría de los casos, los resultados son sorprendentes.
La confianza de Cuba en el protagonista de esta leyenda está planteada. Es un honor dedicarle estas líneas al investigador que se afianza en la fuerza de lo pequeño para convertirlo en gigante, corroborando así que toda obra humana nacida del amor alcanza su dimensión más universal.
Orgullosamente, hijo de Guáimaro, territorio más oriental de la provincia de Camagüey, y de la mayor de las Antillas, isla que busca maneras de abrirse al mundo, Julio, también, mi amigo, atesora el don de alimentar sus metas, retos y compromisos con altas cuotas de creatividad que desafían cualquier límite.
La riqueza de la identidad de Julio Baldomero Hernández está entrelazada con la tierra y la cultura que lo rodean. Su espíritu inquieto y su deseo de explorar lo llevan a buscar maneras de conectarse con el mundo exterior, como un islote que se asoma al horizonte. (Foto portada captura de pantalla Telesur)
