Guáimaro, 3 nov.- La salvaguarda de la fauna endémica de la región más oriental de Camagüey, además, de la flora y los yacimientos minerales, es importante para preservar los valores patrimoniales del entorno.
Guáimaro necesita proteger aves como el Carpintero Churroso, el Yaguasín, el Sabanero, la Perdiz, el Zaramagullón, el Arriero, el Tomeguín del Pinar y la Paloma Rabiche, con el objetivo y propósito de evitar su extinción.
Otras especies como la Torcaza, la Paloma Aliblanca, la Tojosa, la Garza Blanca, el Cao, EL Gavilán, el Cernícalo y la Jutía Conga, constituyen la principal reserva a procrear para incrementar sus colonias y sitios de reproducción.
Cada año el territorio guaimareño recibe en sus campos a las aves migratorias encabezadas por el Pitirre, el pato Florido, el Totí y el Mayito, procedentes del Caribe y la costa sur de Estados Unidos, sobre todo en la época de primavera, lo que convierte a la mayor de las Antillas en un balcón de pájaros que nutren de belleza al paisaje nacional.
La fauna, también constituye uno de los objetivos a cuidar, en este caso sobresalen las principales zonas boscosas ubicadas en Monte Grande, la Loma de la Deseada, el Cruce de Tomás y la de San Jacinto.
En cuanto a los recursos minerales sobresalen el oro, el manganeso, la zeolita y materiales de construcción como el barro, la arena y la piedra caliza. (Foto Ecured)