Ago, 2024.- En ´2007´, tuve la dicha de añadir a mi biblioteca personal el encantador libro infantil El Patio de la Fantasía, un verdadero regalo para los pequeños príncipes que despiertan ternura en cada hogar. Hoy, las emociones siguen siendo tan intensas como el primer día. Me conmueve su dedicatoria: “A Elena Torres, por creer en mis sueños, por amarlos”.
El título del volumen sugiere un diálogo ameno con un universo lleno de sueños, personajes imaginarios, perspicacia y magia, invitándonos a un recorrido del que nunca quisiéramos llegar al final.
Me deleita repasar, una vez más, El pintor de disparates:
Yo pinto con acuarelas
el cantío del caballo,
pinto el relincho del gallo
y una rana con espuelas,
un sinsonte con dos muelas
y un cangrejo con violín,
pinto al grillo Serafín
cuando el majá corcovea,
y pinto una jicotea
con alas de tomeguín.
La narrativa inventiva, el uso de metáforas, símiles y personificaciones, y mucho más se encuentran en El Patio de la Fantasía.
Esta obra literaria nos enseña cómo llegar a la luna, nos ofrece la oportunidad de dibujar con palabras el retrato de la abuela que teje la noche con los hilos de su edad, muestra imágenes y nos invita a disfrutar de canciones, adivinanzas originales, noticias sobre el tesoro del abuelo, lo que sucede en el gallinero, el disgusto de la mazorca de maíz con la gallina perdiz, los colores perdidos y los secretos del mar.
A su autor le ratificamos que sus creaciones están presentes en los corazones de chicos y grandes, en los ávidos lectores que aplauden sus obras y con legítimo orgullo afirman este verano " La literatura guaimareña nunca se sentirá desposeída mientras cuente con el amor de sus hacedores y en su historia sobresalgan nombres como el de Roberto Machado Izaguirre”. (Foto tomada de Internet)