Oct, 2024.- En una esquina soleada de Guáimaro, entre risas y murmullos, se reúne un grupo de amigos inseparables. Cada encuentro lo disfrutan como una celebración de su amistad, una danza de anécdotas y memorias compartidas.
El poblado cuna de la primera Constitución cubana, con sus calles lastimadas por el paso de los años y su aire lleno de música, se presenta como el escenario perfecto para que cada historia cobre vida.
Juntos sonríen al rememorar aquella vez que Ramón, el más longevo del gremio, perdió su sombrero en una tormenta y, con ayuda de todos, lograron recuperarlo bajo la lluvia; o cuando las hermanas Clara y Ana, organizaron una fiesta sorpresa, con la velocidad de la luz, en una azotea.
El obelisco que prestigia y enorgullece el parque central se transforma, también, en testigo mudo de sus charlas interminables sobre sueños, amores y penas. Sus áreas verdes guardan secretos y promesas. Allí, como buenos cubanos, renuevan sus lazos, recordando que, más allá de las adversidades, el afecto y empatía entre todos es y seguirá siendo el tesoro más preciado.
Cada domingo, bajo la cálida brisa guaimareña, se reafirma que las mejores leyendas son aquellas que se tejen con amigos, y que en esos pequeños momentos, se encuentra el verdadero significado de la vida. (Fotos tomada de Facebook)